Deseo compartir la experiencia de una sesión que llevé a cabo con un usuario que tiene dificultad para sacar la voz con intensidad al hablar, en situaciones en las que está con un grupo de personas. Le sale muy poca voz, muy poco volumen, y eso es un problema para él, puesto que imparte cursos y conferencias.
Por lo que me cuenta deduzco, y así se lo hago saber, que su problema de falta de volumen de la voz radica en una desconexión entre la voz y el cuerpo, y también con las emociones. Le indico que trabajaremos a partir del movimiento, implicando al máximo el cuerpo desde el ritmo y la percusión para acceder a contenidos primitivos y arcaicos; también usaremos la vocalización y el canto, per reconectar la voz con el cuerpo y con las emociones.

Durante la sesión realizamos las siguientes actividades:
- Ejercicio de dar sonido, con movimientos de los brazos, empujándolo hacia delante al tiempo que se saca la voz.
- Botar la pelota, dejando caer la voz junto con ella. Tirarla a la pared acompañándola de la emisión de la voz. Después hacer el mismo gesto de tirarla, pero sin pelota, solo proyectando la voz y recordando la sensación.
- Ejercicio del leñador, con voz y movimiento.
- Movimiento de los brazos primero hacia atrás, abriendo bien el pecho, y hacia adelante, de forma rápida y proyectando la voz con cada movimiento.
- Inventar movimientos en dos tiempos de tensión y distensión, liberando la voz con cada distensión.
- Percusión, ritmo y voz. Le pido que toque el pulso, y a partir de aquí vamos creando ritmos. En un momento dado, inicio el canto de frases cortas, de tipo tribal, que él me va respondiendo, en forma de diálogo. No deja de tocar; tiene muy buena coordinación motriz.
- Con dos palos de lluvia colocados en el regazo, hacemos sonidos: primero con la “m” sin abrir la boca, después, diciendo “maaaaa”; después todas las vocales en la orden que quiera; después las vocales mezcladas con la “m”, la “n” y la ”ng”.
- Improvisación pentatónica, tipo blues: él toma el yembé pequeño y yo la darbuka para hacer un ritmo de base y hacemos un diálogo cantando.
- Visualizar una situación de seguridad en la que él tenga todo el control; ponerle música con la voz, sin texto, para reforzar esas sensaciones.
- Pensar en una frase que diría al iniciar una conferencia. Buscarle un ritmo y cantarla varias veces. Después, decirla hablada con la misma vitalidad, fuerza y volumen con las que la ha cantado.
Hemos visto que no tiene problema al cantar; al contrario, considera que puede cantar fuerte. Tiene la idea de que está bien cantar fuerte, pero en cambio, no se da permiso para hablar fuerte, le parece que no está bien y se siente mal cuando lo hace.

Hemos terminado la sesión con la sensación de haber avanzado. No obstante, no seguiremos con las sesiones porque desea trabajar en grupo, ya que considera que su problemática está relacionada con las situaciones en las que hay más personas, y yo no tengo ahora mismo ningún grupo al que pueda incorporarse.
Si siguiéramos con las sesiones debería continuar dándose permisos para hablar con el mismo volumen de voz con el que canta. Para ello construiríamos frases-permiso que debería cantar, en primer lugar, y luego recitar con ritmo y decirlas habladas, manteniendo la misma intensidad.